"Mi nombre es simplemente un estado mental constante."
Entre, sobre y tangente al montón terrible de las ocupaciones que, día a día, se consumen adentro del yo-humano-carajoquébuenciudadano, como en un relleno al que se lleva la basura a quemar para que abone, urge encontrar ese resquicio de espacio temporal/material escondido, casi invisible, que está ahí esperando ser dispuesto por nuestra tímida materia gris y ser ocupado de un modo más simpático.
Ese al que se fuga la mente para producir lo necesario y libertarse de las altivas voces que claman su atención, cada una con igual orgullo. Voces de personas digo, de ideas vencidas por la vergüenza, de miedos nuevos aunque sencillos de analizar, de preocupaciones tontas pero dignas, de desamores y temas de película sobre usados. De conversaciones de madrugadas frescas.
El ejercicio (involuntario en mi caso, he de confesar) de la posesión de dicho espacio, ayuda al entendimiento franco y más sencillo de aquello que parece agobiante e insoluble con los fluidos de nuestros pensamientos. Su empleo productivo en cosas que sólo esperan estar listas a ver si sirven de algo, genera ganancias infinitas respecto de la desolación pues la anulan casi por completo. El farol, el farolero, misma cosa.
Luego de ello, la realidad así aligerada se exhibe, destapándose sin pudor y sin importar cuan difusa esté entre centenares de tareas. Claro, la propensión a caer en la idea de que escuchar música a todo momento hace el trabajo necesario para lograr la apertura, es tentadora y más aún, un error común. Ilusión altamente similar: cargar un libro siempre para en el primer instante posible leer al menos un párrafo, al menos un verso, aunque sea un capítulo por favor, alimenta mi alma con algo.
Sin embargo mi punto es que el proceso es distinto y para esclarecerlo, he de semi-ilustrarlo a continuación:
1.- Primer requerimiento. Se tiene que estar embotado mentalmente con un tema que recurra y recorra la mente de un modo algo tormentoso y a veces neblinoso. Agresivamente sin embargo, adquiriendo ese comportamiento tan molesto que hace que cualquier referencia externa haga florecer nuevas interrogantes respecto de él, o seduzca al pensamiento a creer en el hallazgo de una solución.
Normalmente en mi caso, al menos unos cuatro temas siempre gravitan abusivamente por ahí. Con uno se cumple más que perfectamente el requerimiento though.
Aclatoria: los temas felices aplican. Y mucho. Aún así pueden cumplir las características antes mencionadas.
2.- Sencillamente, producto del cansancio de pensar en dichas recurrencias y zarandearse entre las millones de aristas de un tema, jugando al metafísico por lapsos de tiempo que parecen estirarse tanto como la pléura humana lo puede hacer a lo largo de una cancha de tenis, surge una idea. Cualquiera. Hoy fue mejorar mi viejo radio por ejemplo. Todo lleno de polvo, todo gris y arcaico. Tentador.
3.- Aplicarse con pasión y casi sin descanso a la investigación y alcance de la meta. Cables, extensiones, cds, discman, otros cables, cassettes, radio, probar, botones, sirve, no sirve, conectar, desatornillar, pensar, buscar en internet (bless it), hojear la enciclopedia (oh mira eso), usar tecnología actual, preguntar, negación hacia la perspectiva de comprar algo que es muy necesario para el logro de la meta final, más pruebas, pequeños avances. Tratar de conseguir un aliado. Fracaso en esto último por lo general. Alma gemela si logra comprender y logra unirse bajo los mismos preceptos. No estamos para juzgar a nadie ché!
4.- Instalada la idea en la cabeza, no sale y rinde frutos por un par de días o incluso una semana en los mejores casos. Una vez conseguida la meta (cosa que en mi caso aún no ocurre, gracias) sólo queda admirar el logro, el invento. Después se le inventa el uso. Probablemente sea inútil, pero fue útil el proceso. Creo que Kavafis una vez dijo que lo más importante acerca de ir a Ítaca es el viaje. Llegar, ya no tanto. Algo así.
5.- Entrar en la etapa de nuevo miramiento a lo que ocurrió en el día, cada día. La gente con el contacto, más la complicación añadida a los trastabilleos comunicacionales, todo el asunto disminuido. Cada peso luce y se siente tan más ligero. Lo intenso tan más legible. Amar y enamorarse, tan más sencillo y tan menos masivo y tan más posible y menos contraproducente y más consistente y más amargo y menos risible y más evocador.
Las flechas que nos vienen, tan menos ofensivas, tan más reales. Ya no me atravesarás.
Y todo esto me parece tan vital, no logro saber por qué. De cualquier modo, ocupaciones entre ocupaciones es igual a indeterminación.
Buenas noches a ti también querida mía. Descansa por favor. Los sabios saben que siempre es hoy.
sexy.
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