domingo, 9 de octubre de 2011

Continuado y sin pausas.

Tadakichi San! ^^


Te busqué. Bajamos. Tienes hambre? Algo. Podemos comer en casa. Entramos al abasto que está cerca de casa. Compramos las Smirnoff, dos y dos. Los nachos simples. No hay salsa roja. "Débora lleva eso a la caja" "A la caja? qué caja? o.O" "La caja registradora ¬¬" Se cae la botella. La pagas tú. El señor que atiende está como en algo. Como en Tafil. Buscamos en la panadería. Me rindo fácilmente, sólo quiero que estemos y ya. Alergia perenne, no gripe.
Llegamos, barres, no barras, barres. Lavar los platos. Piña colada de receta oculta y descubierta. Sorpresa de tablaturas descubierta. No faltaba más. Nos ponemos a ver el anime olvidado. Ameno. Risas. 9gag. Mi primer capítulo de bleach. Ahora soy un shinigami. Los backstreet boys. Shania. Azumanga. Te gustó. Éxito éxito. Salimos a la panadería. Susto 1 de niña. Susto 2 de encerrados. La casa y el espejo. Momento 3 de manos. Mirada de asombro. Cigarrillos. Coke. Volver. "Bendición papá". Última broma gastada. La película de Woody. Escenas iniciales. Geniales. Como siempre. Owen y su nariz. La sobreapreciación de mi relación con vos gracias a la perra esa. Los artistas. Pensamientos de trascendencia. En fin. Muero de la moridera esa del coño. Más y más. Mocosito. Tragos, smirnoff. Conlusión. No sé si el momento de las fotos fue antes o después. Experimentar. Nos odiamos en las fotos. En fin. Cena tardía de pasta simplificada. Salsa roja. Parmesano. Al dente. Te gustó. Éxito interno dos. Ashton Cutcher es hermoso. Es hermoso. Un capítulo más de Azumanga. Pera pera pera. A dormir. No a dormir. Dim lights. Música en bajo. Música en medio. Música en alto. Y en alto todo. Temblar. Caer feliz. Despertar. Moverme de cama. Primera cosa hecha sin tí desde que te busqué. Despertarme contigo ahí. Gloria Mañanera. A bañarse. Finalmente a bañarse. Huele a naranja. Sacarse el champú. Enjabonarse. Tengo frío ya. Secar. Vestir. Jugo de naranja. Café con leche tiernamente aguado. Desayuno. Aniquilante para el metabolismo. Sofá. Pinza mística en el bolsillo, mística mística. Hora de mascarillas. Hora de tiras para la nariz. Hora de sufrimiento del rostro gracias a la pinza. Hora de Cocodrilo Dundee. Hora de respirar profundo. Hora de llorar un poquito aunque sea. La cota mil ya está libre a las tres. Rómulo Betancourt y Uslar Pietri generan confusiones. Vamos al mirador. Miramos. Fotos, en fin. Documentado por otra vía. La gran decisión final. El club social chino. Mercado interesantoide con kimchi muy caro y noodles coreanos que espero no decepcionen. Media jarra de nestea. Sopa agrio picante ganadora. Tallarines no pedidos. Debo mejorar mi modo de decir "te pelaste pana". Sopa de tallarines con carnes varias ganadora. Múltiples estudios de sabores y confección. Promesa de Pato Laqueado. Carlos debe ir, me acuerdo. Sueño cumplido. Satisfacción grande. Yo pago más porque tu pagaste más ayer y pensaste que no me iba a acordar. Llaman los padres. Pero yo me voy a Argentina. Chocolate y 360º con Nelson Bocaranda Sartri. Subirte, subirnos finalmente. Está bien el silencio. Porque etc. La comunicación perenne. Y más etc en el monólogo acerca de hacerse notable. Caras de despedida. No te quiero dejar. Adiós. Esto fue perfecto.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Alivio.


Cuando fui otro, el otro, me alimenté únicamente de universos puntuales. Nada tuvo que ver conmigo ("al fin", me dije) el drama del dolor al que se somete, por ejemplo, un enamorado sin el oxígeno de la correspondencia.

A través de mi cuerpo y voluntad obraron designios no más grandes que yo, pero sí muy nucleares. Deseos voraces y llamas incontenibles de rabia y lujuria ponían en evidencia el ridículo al que me dejé caer tantos días continuados. Fui capaz de calmarme viendo aquella atrocidad luego de decirme que de cualquier modo no era yo; me amoldé resignado a la butaca ubicada tras mis ojos y me dispuse a terminar de verme.

Pronto me quedé dormido, profundamente entumecido no sólo por el cansancio, sino por la sobrecarga de brillo con que las imágenes de la helada película me atacaban. Además verme actuando era doloroso, casi como ver a una araña tratando de lograr escorpinizarse y poniéndose al margen de su propia existencia para lograr algo inlograble. Una araña jamás podría ser un escorpión y eso es sabido. Al recuperar mis sentidos, ya sólo corrían los créditos.

Me incorporé y sacudí mis pantalones. Salí por mis oídos. Grité a los vientos sonoros, cercanos a mis tímpanos, lo mucho que te amaba y te amaría. Reí como un desquiciado, intoxicado de silencio y ambiciones sanas. Agradecí en secreto que no estuvieras ahí para presenciarlo todo, aunque lo evidente es lo evidente. La rehabilitación finalmente comenzaba a lavar mis venas de sus excesos y qué más quedaba que reír frenéticamente hasta sentir dolor en los brazos.

Trepando por la oreja hasta el hombro, pisé finalmente tierra firme. Me peino ahora para no lucir como un total desastre cuando vayamos a almorzar, aunque desajusto un poco mi corbatín para que lo arregles al verme. Para que uno de nuestros primeros contactos sea de cuido, algo simple.

Expuesto así a estímulos reales, abrazo querencias simples y soleadas. Junto a vos que no sos para nada, lo que quise o deshilaché cuando fui aquel roedor. Acto seguido, chequeo mi deuda telefónica. Estoy solvente. Puedo llamarte.

martes, 20 de septiembre de 2011

God speed all the bakers at dawn. (=


Corny as it is, pienso que no ha salido mal el intercambio.

Intercambio puede ser malentendido. Una sustancia meramente líquida. Nada de personalidades.

Las temporadas. Esta es una de ellas. Se le olfatea. Está regada por ahí, con buena consistencia.

No pretendo olvidarme de mi. Hello Sunshine. Feliz Navidad.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Simplicissimus.

Yo te espero para entonces aglomerarnos.
Meternos, salirnos, estar más bien callados
entre tus piernas arqueadas y tú más adelante,
aferrándote a no sé qué esquina, qué pedazo de tela
arañando el aire cada vez que voy con todo.
Y la ventana abierta y la noche despejada
Y la nevera que hace ruidos raros allá afuera
Yo me meto para estar tranquilo y no estarlo
Y me domina el grito que oigo en estas cuatro paredes
cuando trepas en busca de un vértigo nuevo
Yo trepo contigo y aspiramos un aire muy breve
¿Qué miras cuando cierras los ojos así de esa manera?


Gustavo Valle.

domingo, 7 de agosto de 2011

8 Pesos.


Desde un sitio muy muy cercano a este, te recuerdo directamente.

Y me ha dado por llamarte Pola sin remedio, ademas.

Ese es en definitiva tu sobrenombre.

A quien no le interese, que no lea.

Necia. Tenme. Fe.

Bitacora la que sea. Lunes madrugador en B.A.


domingo, 12 de junio de 2011

Yo te llevo para. (8)

No es tan difícil descifrar las pistas por ahí sueltas. A veces todo como que arde.

Sa-I.

I know you. I so know you.

Qué sencillo es despertar los torbellinos.

Yo honestamente me disculpo.

Y sigo pensando.

Que me lleves (8)

Me gusta Abelardo, me da risa. Míralo.



Ducha.

Hoja fresca. Nueva, sin usar. Sin precedentes protocolares de encabezados iniciales. Puede colarse cualquier cosa realmente, distintas clases de peligro que a su vez son totalmente inofensivos. “I’ll take you for a ride in my garbage truck. Truck, truck, truck.”. El sobre-entendimiento resulta muy molesto de vez en cuando. Es entonces cuando aparece un libro prohibido atado a una actitud perdida, que de nuevo nada en la soledad inmensa.

Percibo con alarma cierto desgaste. Siempre hay más conocimientos que aplicar y ella está adentro. Un pasillo inmenso y largo nos separa y aún al fondo puedo distinguir como cada gota de agua que sale expelida de la ducha se estrella contra el piso sucio y algo baboso de la bañera cuadrada que la contiene. Distingo la irregularidad del torrente vectorial que va creando en el aire como por arte magia turbia, la silueta de un cuerpo que realmente no está ahí, que partió hace días o meses con años y que añoro desde el presente de su existencia ficticia. Los remanentes del líquido gotean dolientes desde los dulces cabellos oscuros y hondos, acariciando con tristeza la crispada piel morena que se contenta del halago hidratante.

Respiraciones. Plagadas de limpieza provisional sus respiraciones. Como un torbellino mudo voy poco a poco halando mi visión hipotética de esa ducha inexistente hacia mis ojos y mi realidad ardiente más próxima. Salgo por el mismo pasillo en retroceso hacia la luz mientras lamento apartada mi caligrafía y tantas otras cosas. Le huyo a un encuentro del imaginario con el sonido de un acá definido en golpes secos de puertas mal aceitadas. Como un último intento de rapto, lanzan sus anzuelos dulces aromas cremosas. Yo te espero junto al banco de madera y el trago de ron, más que todo aguado y ya caliente. Oro internamente porque no huyas. Ya pronto me recupero y hablamos de una cosa cualquiera.

lunes, 6 de junio de 2011

サイ

サイ

-*-

Y bien atiborrados de fatalidad nos decimos las cosas más condensadas de ácido. Sabía que sería un duelo pero jamás perdí de vista el punto en el infinito que titilaba y proyectaba lo esencial. Me canso de esperarte. Y siempre estás muy cerca. A la bestia que se entretiene dentro de mi oído le pido siempre dejar espacios para otras bestias.

Puedo preferir no caer en el camino redondo. Me produce cierta tranquilidad pensar en mi diáfano estilo de vida y habilidad para huir. Me siento severa. Sé que no iré a ningún sitio lejano, pero sería inquietante prenetrar de lleno en la fijeza redonda. Personajes olvidados comienzan a disputarse razones en mi cabeza y una figura parental atiende a mi despiste con semblante preocupado. Encontré algo que había estado buscando, quiero decirle. Pero es infinitamente peligroso pretender que puedo depender de un sólo sentimento. Gran error.

No soy tan esponjosa.

Deseo que deje de tronar y que me mandes una señal que sea emblemática de la seguridad de la que nos hemos jactado desde abril. No podría dibujarlo aunque quisiera porque conozco mis límites. Al menos los impuestos. Te.
Encomillada. Demasiado dinámica. Es una tormenta. Valid.


Un estribo.

jueves, 2 de junio de 2011

miércoles, 18 de mayo de 2011

Conversaciones indirectas.


Estables. Pero aún contemplamos la tragedia desde el sofá. Y suena de fondo bab tub bab a lo movimiento terrenal/celestial de media noche. Una vez más todos aquí, guiando a los cometas con mero aliento condensado hacia las provincias cercanas. Y somos provincianos.

Te despiertas en medio del aumento paulatino de vapor en tu sangre y la sensación aceitosa entre tus dedos. No me he ido. Sigo a tu lado, auspiciando un día vago y largo. Queriéndolo con fervor.

No tengo a quién más dirigirme sino a ti, inútilmente pluralizan-do el verbo tú. Queriendo alejarme del deseo contraído y pavoroso. Lo que sigue, una sesión exhaustiva de persecuciones mutuas. Basta. Hace calor. Visto desde una ubicación más o menos sensata, pues, te tengo enterrada en las raíces de mis ilusorias necedades. Las del ruido sordo y tembloroso. Otra sonata, esta vez a lo mira qué bien te ves. Y te compongo una canción hecha de muchas canciones para que metas en el bolsillo de tu abrigo. Ese que hoy me mostraste y con el que te imagino saltando entre páginas húmedas durante muchos años. Y muchos años. Conmigo o sin mí. Un líquido amargo que se coló entre los tragos de sangría fría y saliva espesa. God only knows. Tatata.

Solemnemente triste, i said. Parece que me pavoneara por ahí con mil pesares colgando como collares como en una exhibición de bisutería barata. Me acerco más a lo que podría ser un desfile de hormigas voladoras intentando deleitar al público de la avenida Libertador a las siete de la noche. Estoy solemne. Y los cuatro de Liverpool cantan y a mí me da igual caer en la apaciguada condena de no pertenecer hasta el punto distintivo. A day in the life. La tensión generada por esta sola canción me hacen querer lanzar el edificio por mi ventana. Te enseñaré a defenestrar como Dios manda. Siempre en mayúscula. Dejando evidencia de algún apego al cable que se erige de la testa a la otra testa y así. No debo soltar la mayúscula. Me mantiene ahí.

Y si el zapatero se fijó en sus zapatos, qué ha visto? Hoy yo vi la cima y la sima. La suma y la colmena de tus ojos colorados y punzantes. Y te preguntas qué es punzante. Y yo todavía me lo pregunto, pero a mí me duele un costado y sube el dolor al hombro en un sutil espasmo de amor. Toda verde, nena. Sos toda verde.

Te dejé así. En paz y volví al nido. Agua. Mañana jueves. Te creo, nena. Te creo.


lunes, 18 de abril de 2011

Conmemorexión. Dorados 50.


Conversaciones. El Grinch negro y el Mimo que se volvió loco.


Grinch: Soy un Grinch confundido. No estoy tan seguro de mi mismo como la gente piensa.

Mimo: Créeme, yo también soy un Grinch confundido.

G: Pero tu no eres un mimo?

M: No. Quería ser un Memo, pero la gente de Zoé me lo bajó mal.

G: Yo quería ser un pez.

M: No chamo, Juan Luis Guerra es pedófilo de peces.

G: Estás esperando que te diga algo? I wont.

M: Quieres practicar mímica psicodélica?

G: No, quiero comerme un niñito verde.

M: Tú solías ser un niñito verde. Y peludo.

G: Ya sé.

M: Qué? O.o

G: Vamos a destruir la Navidad.

M: Marico, qué cliché. Dale, después hacemos mímica en la plaza. NOT. Tenemos que ser más indies.

G: Por qué tú eres el mimo cul? AH?

M: Lo siento u.u

G: Ya no puedo más. Tengo memoria corta. Como de cassette.

M: Los cassettes tienen memoria?

G: Duh.

M: Duhduh.

martes, 12 de abril de 2011

La verdadera bitácora de los muertos. Resumida.

Vamos a darle duro al teclado. Al ritmo de Vía Láctea.

Lo primero es Nano. Cuando Nano se fue el año pasado, y la perspectiva de no verlo en los siguientes 5 o 6 meses me exprimió el pecho como si fuese un coleto mientras Marly hacía todo lo posible por calmarme, pensé que estaba alcanzando un punto máximo de apego. Del que me iba a desprender en ese mismo período de tiempo, o en su defecto, en el transcurso del viaje en bus de Caracas a Puerto La Cruz en el que me subiría paresuradamente, después de despedirme a las escaleras de la entrada de su edificio en las nubes nevadas. Del que jamás sabría de nuevo más que en un recuerdo agridulce de tiempos ausentes. De conversaciones que seguro volverían con más fuerza. Nano siempre fue mi primera valentía. Mi primer riesgo universitario. La primera osadía de quitarse la muralla solitaria y joven y atreverse a conocer algo nuevo en la siguiente gran burbuja.

La verdad es que Bernardo fue mi siguiente paso. Mi atrevimiento cuando quise confirmar que había algo más allá que el colegio y las soledades inmensas que dejaba atrás. Porque si, el colegio es sólo y frío y empedrado. Pero sí que conocí grandes personas ahí. Entonces este año él se va de nuevo, o se fue, lo que sea. Y resulta que probablemente justo en ese momento nos convertimos en conjuntos presenciales bastante disjuntos y siento que jamás le hice saber cuánto lo extrañaría realmente. Cuánto lo he necesitado a veces. Cuánta falta me hace la sinceridad plana que es tan fácil de alcanzar hablándole, riéndole. Claro, algo en mi se tranquiliza con el pensamiento de que mi afinidad con él habla por si sola en dirección a sus posibles dudas, si es que existen. Cómo hubiera querido dejarle una cicatriz, una quemadura. Abrirle un hueco en su cabeza con una caricia mientras manejaba. O desintegrarle una mano viendo Episodio III. O volarle la mejilla de una cachetada mientras dibujábamos el principio divino. O escupirle agua bajo la lluvia y el camino más largo a casa. O guardarle en un frasquito poroso un poquito de llanto sano. Eso por Nano. Claro que te extraño. Así de grande. Recuerdo el día después del concierto de Incubus. Y la presentación en los vivenciales.

Glebys. Es como invocarla. Nada más. No contaminación. Sólo soda y libertad y su nombre. Recuerdo el concierto de Soda a su lado. Y los ponqués de limón.

Lo siguiente es Marly. No sé, porque se me antoja que sea lo siguiente. Hace más o menos un año Marly era atmósfera y aire cotidiano. No es que no lo siga siendo. Ella sabe lo omnipresente que logra ser. Muchas cosas sentí, hice y logré con Marly. Mucho daño también le hice y mucho busqué dejar de flagelarme al respecto. Tan simple como que las responsabilidades compartidas siempre fueron un tema delicado. Las canciones, los días, los paseos. Los impulsos. Los destellos tan brillantes de luz a su lado. Todo tan guardado y tan limpio. Tan ajeno a sucesos posteriores tan desencajados. Las etapas crecientes y decrecientes con ella, como un concierto entero de Brandeburgo o un Benedetti recitando sus Pitucos.

Dicho sea de paso que las cuentas parecen nunca estar saldadas. Que al partir, al desintegrarme, al anochecer y al dormir intranquilamente, siempre puede colarse una memoria afilada a su lado. Siempre apreciaré en mis sitios sus citas, sus libros, sus canciones. Sus dramas. Su modo tan explosivo de querer. Su violeta. Sus barcos de papel, que no se mojan. Extrañarla. Sencillo. Cotidiano. Recuerdo el concierto en el Teresa Carreño. Y almorzar en el descanso de la ferretería.

Ariadna. No sé ya cuánto tiempo llevo maniobrando pensamientos acerca de ella. Una niña sensible y perceptiva y delicada. No podría enumerar la cantidad de veces que he llegado a la conclusión de que Ariadna en verdad está muy por encima de dramas excesivamente mundanos que en cambio a mi me agobian insanamente. Que su sensibilidad excesiva a veces proviene de un lugar primariamente amoroso y simple. Que me resulta misterioso por demás. Ariadna es una pieza clave que se da mucho menos crédito del que en verdad tiene. Lo que no quiere decir que sus picos de sensibilidad no sean a veces preocupantes. No dejan de hacerla adorable.

La simpleza de su modo de hacer las cosas. La facilidad que tiene para sacar conclusiones acertadas con argumentos tan claros y poco elaborados. Lo terrestre que es. Al menos respecto de mi. Cómo percibe cambios, como los huele. Cómo se hiere. Cómo es leal. Cómo deja que cosas se desenvuelvan hacia ella de modo natural. Como aprecia cosas realmente tontas. Como es capaz de ser tan buena compañía. Cómo es que Ariadna se cala tantas webonadas. Cómo me y nos quiere. Y quiere al webón ese. Cómo la quiero. Bueno, y cómo se viste. Y cómo es torpe y excesivamente jodible porque pienza. Siempre que mi humor ha cambiado por alguna cosa, Ariadna se ha dado cuenta. Y su reacción: delicadeza. Claro que la extraño. Ya. Aunque la muy perra dice que nunca le hablo, que nunca le paro bolas. Nojoda. Cómo hablo de ella. Recuerdo los zapatos que me pintó, y la libretita de los Beatles. Recuerdo el picnic en la represa.

Charles está en la playa. Es mi hermano.
Charles me conoce hasta el suspiro más lejano. Charles llegó a casa una noche y ni siquiera abría los ojos. No hacía sonidos. Era muy caliente. Sus ojos crecieron infinitamente, y sus pestañas y su carácter fastidioso. Charles es gracioso. Inteligente. Feo. Peludo. Necio. Terco. Maneja malísimo. No sé quien pueda ser mejor persona. En el mundo. En cada habitación que lo ha tenido durmiendo y oliendo mal. Recuerdo quedarnos dormidos en el bus San Francisco-Oakland a las 5 de la mañana. Miedo.

Liseth. Impresionantemente. Constantemente. Recuerdo los episodios de nuestra serie propia.

Evelio. Una decantación. Maldito. La mayor cantidad de tiempo que he pasado sin verlo ha sido una semana. No se me sale de la mente. No lo supero. Hay una cantidad inmensa de gestos asociados a Evelio. De días que sólo lo contienen. De conversaciones que parecen a veces nunca haber ocurrido. Reflejos de una compañía excesivamente completa. Un lenguaje configurado con paciencia que me une a él y que me hace a veces no entender por qué la gente no lo entiende. Momentos de tensión. Una pelea esporádica. Una metida de cuchillo aún más esporádica. Un congelamiento de escenas sujetas a sensaciones muy intensas. Caídas. Risas. La tapa de un alcantarilla. Decidir dejarlo ir.

Mentiras. Entender el significado de ellas con Evelio es sencillo. Conexiones no tan fuertes, no tan tontas. Cosas que forjan el carácter. Lo miro y demasiadas veces logro verme. No me resulta molesto o perturbante ya. Sólo a veces mirando eso que es mío y de él y de nosotros tan exclusivo y tan idiota, me pega la pálida de necesitarlo. De querer encogerlo. Puedo sentir demasiado los hilos que nos unen, atravesarme de vez en cuando. Y se graduó. Y defendió su libro. Y Ari le hizo una belleza de cosa. Y si Evelio llega a no ser feliz lo que voy es a darle unas patadas. Extrañarlo, bueno. Supongo. Como si tuviera opción. Recuerdo la compota, el foamy y la primera cervezada.

Mrs. Nitro. Veré la película cuyo nombre se parece mucho a la palabra Frisbee, siguiendo su recomendación. Honro su memoria escribiendo en la cuestión blogeal que comparto con ella. Entiendo que se transforma. Considerando que ahora en lugar de pensar en lanzarse, piensa en recibir algo por la ventana. Un boomerang, un meteorito. "No hay dolor" = risa. Claro que le extraño/ré. Claro que este blog ya tiene muchas cosas de ella así que podríamos abreviar en algo sencillo. Simple. Patricia, es fulminante. Recuerdo el señor tocando armónica en el jardín del museo de bellas artes o artes contemporáneas, ese. Y los lentes defenestrados. Surplus.



P.D: Este testimonio indica principalmente que el libre albedrío no existe. Oh, shocking. Me hubiera gustado poner algo así en la cápsula.

S. Carey - "In The Dirt" (Official Video)

We're about to crack.

domingo, 27 de marzo de 2011

Paprika.

Playa. Colonia. Japonés. Alemán. Correr. Metrobus. Botella de ron.

Se me olvidan demasiadas cosas.

Dusting off.

Nano se va.

Té.

Es todo como una esferita. Como el mundo de agua y el mundo de musgo de las metras.

Chicho es bonito.

Los genomas de los cigarrillos. Toallas chico.

Calzado robado.

Winnie Pooh.

Un puente que vaya de pto la cruz a margarita. Los distintos tipos.

Superpoderes de resistencia al picante. Adquiridos y por adquirir.

Ya pues. Nada más elaborado requerido.


martes, 15 de febrero de 2011

El lado no convencional de la plaza.

Estoy llena de retornos y de vuelta a casa no volvía a ella. Me volvían las palabras en un vértigo estómacal. Te vi venir e ir inconciente sobre mi frente. Te ocultaste entre la vida y el pecho,
junto al farol de la esquina.

En dos minutos te volviste un misterio y me pregunté tantas veces entre esos segundos,
quién serías en los próximos.

Concluí rotúndamente que tienes el alma de un escritor y yo la mente de un forajido.


**
Por siempre esperaré la noche, junto al banco de piedra, en el lado no convencional de la plaza.





jueves, 3 de febrero de 2011

Es Puma.



En este caso la canción es lo más importante. Video no tan relevante pienso yo. Y quizás la canción tampoco, pero cala con el mood. Repetitiva, bien rítmica.

Algunas cosas siempre son como iguales.

Guadejel?

x)

Hola viernes 4 de Febrero de 2011. Te quiero. Eres raro.

Hola sábado 5 de Febrero. Juego mientras transcurres.

Hola domingo 6 de Febrero. Te veo y me impresiono, como siempre. Qué fino sería tomar un té a medida que pases, en una taza así:




Y la querida Arca, permanece a flote.
(=



domingo, 16 de enero de 2011

Rebote.

Sintiéndonos expertos e inexplicablemente atractivos llegamos a la distante conclusión de haber alcanzado nuestro fin último a través de los tropezones contra la pata de la mesa y del sonido del violín que rebota en la habitación. El dedo meñique que se contrae y el lamento acariciado por la frase soez.

The kick. Fascinante idea. La caída rotunda derechito al centro de la tierra y el por qué. Por medio del encuentro tajante del dolor físico y el vapor que sube por la garganta. El ectoplasma con ideas de apogeo. La sensación de sentirse cada día más alejado del cuerpo, más cerca del nutriente bajo la tierra.

Yo puedo sentir el contacto de todos ustedes. De sus manos alcanzando algún punto de mi espalda para iniciar el rebote final. Por mera convenciencia se vuelve final. La lucha distante entre los enamorados y la delicia de sentirse libre a través de papel, vino y armonía.

Me apreto fuerte al color de sus pupilas, que en cada encuentro logro encajar con las mías. Muero por verterme en ellas sin prevenciones. Por ahora, dejarme entrar no es una opción conveniente para ustedes y, entretanto, el acto de violar los acuerdos permanece vigente. La recompenza tartamuda de la risa.

Mucho confío en mi poder de destrucción y la infalible tendencia a dejarme escurrir a traves de sus dedos. Mi orgullo temporal y enmascarado. Me vuelvo fría y traviesa a través del tiempo. Matutina. Brillante. Permanente.

Puntual y correctiva.