Una inocente y peligrosa pretensión conjunta; un estrambótico intento por ser un superhéroe.
domingo, 12 de junio de 2011
Yo te llevo para. (8)
Ducha.
Hoja fresca. Nueva, sin usar. Sin precedentes protocolares de encabezados iniciales. Puede colarse cualquier cosa realmente, distintas clases de peligro que a su vez son totalmente inofensivos. “I’ll take you for a ride in my garbage truck. Truck, truck, truck.”. El sobre-entendimiento resulta muy molesto de vez en cuando. Es entonces cuando aparece un libro prohibido atado a una actitud perdida, que de nuevo nada en la soledad inmensa.
Percibo con alarma cierto desgaste. Siempre hay más conocimientos que aplicar y ella está adentro. Un pasillo inmenso y largo nos separa y aún al fondo puedo distinguir como cada gota de agua que sale expelida de la ducha se estrella contra el piso sucio y algo baboso de la bañera cuadrada que la contiene. Distingo la irregularidad del torrente vectorial que va creando en el aire como por arte magia turbia, la silueta de un cuerpo que realmente no está ahí, que partió hace días o meses con años y que añoro desde el presente de su existencia ficticia. Los remanentes del líquido gotean dolientes desde los dulces cabellos oscuros y hondos, acariciando con tristeza la crispada piel morena que se contenta del halago hidratante.
Respiraciones. Plagadas de limpieza provisional sus respiraciones. Como un torbellino mudo voy poco a poco halando mi visión hipotética de esa ducha inexistente hacia mis ojos y mi realidad ardiente más próxima. Salgo por el mismo pasillo en retroceso hacia la luz mientras lamento apartada mi caligrafía y tantas otras cosas. Le huyo a un encuentro del imaginario con el sonido de un acá definido en golpes secos de puertas mal aceitadas. Como un último intento de rapto, lanzan sus anzuelos dulces aromas cremosas. Yo te espero junto al banco de madera y el trago de ron, más que todo aguado y ya caliente. Oro internamente porque no huyas. Ya pronto me recupero y hablamos de una cosa cualquiera.