Impelido con un impulso inicial avasallante, parecía pronto a chocar contra la primera pared que se le atravesara, ignorando cualquier precaución previamente propuesta por su involuntario creador. Aunque la destrucción o cambio de forma del espacio que los contenía normalmente era algo excesivo para los de su clase, se habían visto casos en los que los daños eran inmensos y severos, tildándoseles de homicidas a posteriori.
Sin embargo la sentencia nunca era clara, pues condenarles a muerte era prácticamente imposible y aún así, lo único razonable que hacer la mayoría de las veces. El momento del Juicio siempre se engranaba como un ritual delicado al que se convocaban múltiples jueces. En principio estaba el creador o “El Pensante”; luego se unían poco a poco todos los agentes externos a los que el huésped había dado entrada en la habitación mental.
Entonces tras su primer rebote suave en la parte frontal del cráneo, el primer pensamiento de ese día sintió alivio de no haber modificado drásticamente su hogar. En general no le temía al Juicio pues se consideraba a sí mismo bueno y productivo. Normalmente se disparaba cuando le pegaba la luz de las seis y diez de la mañana y nadaba pacíficamente hasta que los malestares de las tres de la tarde empezaban a alborotar a sus compañeros de cuarto. Pensamientos nada gratos y muy abusivos para ser precisos.
Ese día pues, las cosas no fueron tan senoidales cuando la hora mala llegó de nuevo. Había superado el impulso inicial, había generado chistes inteligentes, e incluso inspirado un par de conversaciones simples y acuosas esa mañana. Pero siempre tenían que venir, y sin embargo y a su pesar, los jodidos Pensamientos Ilusos para agobiar a Pensamiento Solar. Luego de un trabajo arduo por mantener al Pensante con los pies en la tierra, nacía de pronto un caos monumental proveniente de Los Ilusos, a quienes se les antojaba empezar a rebotar por doquier cuando la tarde se adentraba. En la noche, limpieza de rigor. Aspiradora de ideas que luego desechaba todo en el archivo de lo inconsciente.
Un problema no previsto aquella vez, era la intolerancia media de Pensamiento Solar en esa ocasión. Negado ante la perspectiva de ser abusado más tiempo, había decidido hacer su reclamo sin más ceremonia y de una vez por todas. Porque la cuestión era que cada vez que un Pensamiento Iluso rebotaba en la cabeza del Pensante, solía ocurrir una nueva deformación en alguna pared de la testa, y así cualquier orden logrado hasta el momento se podía fichar de una perpetua fragilidad carente de constancia alguna. Pero Pensamiento Solar trabajaba sin descanso desde el alba, todo día existente.
Los reproches comenzaron a exaltar más y más a los Pensamientos Ilusos de la tarde en cuestión. Mientras la discusión entre orden y libertad se intensificaba al ir y venir de los rebotes, la actividad cerebral crecía y un Dolor de Cabeza tocaba la puerta de la sala enérgicamente. En el punto álgido de la discusión un Pensamiento Iluso argumentó con un rebote más bien violento, que su existencia estaba totalmente basada en el apego y la lógica. Proclamándolo su lider, los demás lo siguieron en su argumento y decidieron que la mejor idea era saltarse la posibilidad de Juicio ese día en particular. Siniestro evento.
El canibalismo mental es algo poco visto entre los pensamientos. Mas esa vez Los Ilusos hicieron un pacto del cual nunca se habló de nuevo. Se comieron a Pensamiento Solar a mordiscos de libertad y futura paz, quitándole así la tierra del día siguiente al Pensante quien, por demás, sintió una grave desorientación al despertar pero ninguna sospecha de los hechos ocurridos el día anterior. Es así como de vez en cuando sucesos tales quedan impunes en tantas, tantas cabezas y como si nada.
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